Poesía #3
Estoy fabricando veneno en mis venas,
y para evitar que el
sarcasmo
fluya en mí como las rimas en mi poesía,
trataré de transformar el veneno en ideas;
también para evitar caer en el vicio corriente
que tiene mi mente de buscarle explicación
a la inexplicable naturaleza de la gente.
Estoy fabricando veneno en mis venas,
no porque la apariencia de mi sangre
sea del color de la muerte,
sino, porque el veneno es la sutileza
de una muerte sin testigos.
Trataré de que el veneno que surja de mis venas,
no emita sonido ni respuesta fisiológica alguna,
como por ejemplo, invadir a mis neuronas
y hacer que como respuesta,
surja una palabra sarcástica;
ó, que al intento desesperado
de causar una infección generalizada,
ocurra un malestar de cuerpo y alma.
Trataré de que el veneno fabricado en mis venas,
no pase por el metabolismo mecánico de mi cuerpo,
sino que más bien, se elimine de forma efímera
con el refuerzo de un pensamiento diferente
al que lo originó.
Estoy fabricando veneno en mis venas,
pero sé que no por mucho tiempo.
Es difícil dejar de ser naturalmente irónico
o salvajemente colérico,
cuando la costumbre de estas actitudes
caen en la normalidad de lo admisible.
Por vicio, por sadismo, por gusto morboso
que tengo al sufrimiento,
por desdicha o por un pensamiento poco elocuente,
estoy fabricando veneno en mis venas
y no será para siempre.

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